Tanto Emery como Sandoval han demostrado un conocimiento del juego impresionante para su experiencia en Primera. El vasco llegó a la máxima categoría con el Almería, club al que ascendió y estabilizó en la zona media de la tabla. Su magnífica labor propició su fichaje por el Valencia, una operación que a priori podía parecer arriesgada pero que a posteriori, y a pesar de todo, ha vuelto a colocar al Valencia en el lugar que se merecía. Sus resultados como entrenador en los tres equipos a los que ha entrenado (Lorca, Almería y Valencia) son envidiables.
Pero lo más valioso de este hombre es su personalidad. Se trata de un tipo que roza el ridículo en el área técnica durante los partidos debido a su incontrolable vitalidad. Además, en las ruedas de prensa se muestra siempre afable y dialogante. Solo se enfada consigo mismo, y cuando asegura que el equipo podría haber hecho más se atribuye una gran parte de culpa. Pocos periodistas pueden decir una sola palabra negativa sobre la personalidad de Unai Emery. Todos coinciden en su transparencia y en que en su casa es igual que en las ruedas de prensa. Se trata de un hombre al que todos querríamos como amigo.
Es cierto que en Valencia no todo ha sido un camino de rosas. La situación económica del club ha obligado a vender a jugadores como Silva, Villa, Mata o Albiol, y aun así el técnico vasco ha sabido confeccionar un equipo competitivo cada año, fichando con inteligencia y gestionando coherentemente la plantilla.
Para José Ramón Sandoval tampoco ha sido fácil llegar a su actual posición. Su gran trabajo con el Rayo B le situó con opciones a dirigir al primer equipo a largo plazo. Pero a él no le daba la gana esperar. Tenía un proyecto y deseaba llevarlo a cabo. Hace dos veranos se plantó en el despacho de Teresa Rivero y le planteó su ambiciosas ideas. La ex presidenta del Rayo se sorprendió tanto ante tal muestra de seguridad y descaro que decidió darle lo que deseaba. Sandoval entrenó al conjunto vallecano la temporada pasada de principio a fin y consiguió el tan anhelado ascenso de forma directa. El técnico madrileño no contaba hasta entonces con experiencia alguna en Segunda división. Pero su determinación se impuso a todos los contras.
De la noche a la mañana Sandoval estaba en Primera división, en la mejor liga del mundo. Y aun así a punto estuvo de renunciar a entrenar al equipo ya que los jugadores tenían problemas para cobrar. El técnico madrileño plantó cara a Presa (actual presidente del Rayo) al igual que lo hizo con Teresa Rivero en más de una ocasión en la categoría de plata. Finalmente se salió con la suya y ya se ha hecho tan indispensable en el equipo que nadie duda de su autoridad. Botelho lo sabe bien, y quizá en el Levante aprenda la lección.
El fútbol moderno está plagado de chapa y pintura, de oro y diamantes que decoran un fuselaje vacío. Por suerte aún queda gente como Emery y Sandoval. Ellos no se amilanan cuando juegan contra Real Madrid y Barcelona porque saben que no tienen nada que envidiar.