Con este palmarés, sería lógico que el nombre de Pinto da Costa sustituyese al de Do Dragao en lo más alto de la fachada del estadio del Oporto en un futuro no muy lejano. Pero si el actual presidente de los Dragones Azules se ha convertido en el Vicente Calderón o el Santiago Bernabéu del Oporto no ha sido sólo por los títulos, sino por la brillante gestión económica que ha llevado a cabo. En los 31 años que Pinto da Costa lleva como presidente, el Oporto se ha convertido en el equipo con mayor equilibrio de gastos e ingresos del mundo en lo que a compra y venta de jugadores se refiere.
Es comprensible, por lo tanto, que hace unos días alcanzase la reelección para el trienio 2013-2016, con 1.258 votos a favor, 11 nulos y ninguno en contra. De hecho, nadie se atrevió a enfrentarse a él en la votación. Su hegemonía es indiscutible. Títulos y salud económica. ¿Qué más se puede pedir?.
Aun así, me considero una persona a la que le encanta buscar los tres pies al gato y, abrumado ante la maravillosa lista de jugadores adquiridos a precios aceptables y vendidos por cifras desorbitadas, decidí investigar si Pinto da Costa es o no totalmente infalible. Y descubrí que no lo es. El Rey Midas del Oporto también ha tenido sus “Fauberts” y sus “Christanvals”. Estos son algunos de ellos:
-Ibarra (9 millones): El lateral fue quizá la mayor decepción de Pinto da Costa en lo que a incorporaciones se refiere. Llegó en 2001 procedente de Boca Juniors, club que recibió alrededor de 9 millones de euros por el traspaso. El argentino debía convertirse en el carrilero diestro titular del Oporto durante mucho años, pero no fue así. Ibarra jamás se aclimató a la idiosincrasia del club y tras varias cesiones a Mónaco y Espanyol volvió a Boca, único club en el que se ha sentido verdaderamente cómodo.
-Walter (8 millones): El brasileño llegó en 2010 al Oporto procedente del Internacional pero fue incapaz de hacerse un hueco en el equipo. Los ocho millones de euros que Pinto da Costa pagó por él pesaron en exceso y el punta decidió volver a su país natal para reencontrarse consigo mismo. De intentar triunfar en la élite con el Oporto pasó a jugar en la categoría de plata brasileña con el Goias. Aun así, Walter firmó una buena temporada y consiguió el ascenso, renovando recientemente su cesión en el Goias por una temporada más.
-Walter (8 millones): El brasileño llegó en 2010 al Oporto procedente del Internacional pero fue incapaz de hacerse un hueco en el equipo. Los ocho millones de euros que Pinto da Costa pagó por él pesaron en exceso y el punta decidió volver a su país natal para reencontrarse consigo mismo. De intentar triunfar en la élite con el Oporto pasó a jugar en la categoría de plata brasileña con el Goias. Aun así, Walter firmó una buena temporada y consiguió el ascenso, renovando recientemente su cesión en el Goias por una temporada más.
-Belluschi (6 millones): El argentino tuvo minutos como interior en el Oporto pero nunca llegó a ser considerado como titular indiscutible. Así, tras una discreta cesión al Genova, el centrocampista se marchó traspasado el pasado verano al Bursaspor por 2,5 millones de euros, una cifra baja teniendo en cuenta que Pinto da Costa pagó seis millones al Olympiakos por su pase en 2009.
-Souza (4 millones): Su historia es parecida a la de Walter. Tras destacar en Brasil, en este caso en el Vasco de Gama, el Oporto intentó dar el bombazo con su incorporación, por la que pagó cuatro millones. Sin embargo, este centrocampista defensivo apenas contó con minutos y vivió a la sombra de Fernando, por lo que Pinto da Costa arregló su cesión al Gremio, tras la club el club brasileño abonó tres millones y medio de euros para cerrar la corta historia de Souza en el Oporto.
-Janko (3,5 millones): Llegó del Twente con la estela de goleador importante. Apenas media temporada y 10 partidos jugados después el cuento se acabó y el Trabzonspor formalizó su pase por 2,4 millones de euros.
-Prediger (3,5 millones): El Colon de Santa Fé vendió al delantero argentino al Oporto por 3,5 millones de euros. En Portugal apenas contó con oportunidades para demostrar su valía, por lo que se marchó cedido a Boca y a Cruzeiro, donde tampoco cuajó, de modo que Pinto da Silva decidió quitarse de encima su alta ficha dejándolo marchar casi gratis de vuelta a Colón, el gran beneficiado.
Y Hubo más. Los casos de Pelé, Tomas Costa, Stepanov o Edgar Silva fueron similares y tampoco cumplieron con las expectativas creadas. Sin embargo, es cierto que a veces, para encontrar oro es necesario descartar antes unas cuantas piedras. Sin arriesgar fichando a "Ibarras" tampoco habrían llegado "Falcaos". Lo que está claro es que cualquier presidente de cualquier equipo firmaría tener estos borrones en su historial a cambio del rendimiento económico que Pinto da Costa ha sacado a la gran mayoría de sus ventas. Eso sí, toda persona genial, tiene de vez en cuando sus dolores de cabeza, y Prediger, Walter o Souza fueron los del gran Pinto da Costa. No pasa nada. Nadie es infalible.