Un equipo como el Real Madrid, que ha contado en sus filas con emblemas como Juanito o Raúl, siempre ha valorado enormemente factores tales como la garra, la lucha, el esfuerzo y la capacidad o la capacidad de sufrimiento. Todas estas facultades están en Arbeloa.
Sin embargo, un futbolista que vive principalmente de esas características debe ser consciente de que la calidad pocas veces le va a salvar si se estanca o si su estado de forma de bajo. Esto también le ha sucedido a Arbeloa.
Durante años, el defensor salmantino ha estado buscando un puesto en el once titular del equipo en el que se crió. En su primera etapa como merengue no lo consiguió, razón por la cual se vio obligado a emigrar a La Coruña y, años más tarde, a Liverpool. Allí se hizo un hombre futbolísticamente hablando y se ganó volver al Bernabéu de la mano de Florentino Pérez. Pero tampoco consiguió ser un hombre básico en el equipo a pesar de su entrega y valía.
Sergio Ramos era su principal problema. Con el de Camas ocupando el lateral diestro, las opciones de Arbeloa se resumían a esporádicas apariciones en su puesto natural y a algún que otro partido como lateral izquierdo. Y eso que cuando jugaba convencía y mostraba facultades para ser titular. De hecho Mourinho siempre ha valorado mucho sus características.
Pero este año todo cambió. La lesión de Carvalho propició que Ramos pasase a jugar de central junto a Pepe, puesto en el que se ha consolidado. Así, Arbeloa tenía vía libre para ocupar el lateral derecho. Era su oportunidad. Y decir que no ha sabido aprovecharla es decir poco.
Arbeloa ha mostrado un nivel de juego inaceptable para un equipo como el Real Madrid. Los balones aéreos cruzados conseguían que el delantero le ganase la espalda siempre, de modo que tres goles de los últimos cinco partidos han sido culpa suya. Ha mostrado una falta de concentración impropia en él y ha estado fallón en el pase, tan intranscendente en ataque como frágil en defensa. Parece que incluso ha dejado de centrar bien, algo en lo que siempre superó a Sergio Ramos.
No sería una exageración afirmar que una parte de culpa de que al Real Madrid se le esté escapando la Liga la tiene Arbeloa. Quedan pocos partidos, los más importantes de la temporada, y da miedo pensar que Arbeloa tiene que enfrentarse a Messi o Ribery dentro de muy poco. Quizá vaya siendo hora de que Ramos vuelva al lateral y de que Varane demuestre que él es presente y futuro del Real Madrid. Arbeloa parece que ya sólo es pasado.
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