lunes, 21 de enero de 2013

¿Por qué se va Guardiola a Alemania?

Aquel que no se haya sorprendido tras el fichaje de Guardiola por el Bayern de Munich, o miente, o no tiene ni idea de qué va todo esto. Descartada la opción de la Liga española, el destino del técnico catalán parecía estar en Inglaterra. Algunos, los menos, barajaban incluso la posibilidad de que se marchase a un grande de Italia. Tanto la Premier como el Calcio no superan con creces a la Bundesliga en cuanto a nivel de fútbol se refiere, pero ambas poseen un factor diferencial respecto a Alemania. No cuentan con un equipo que pueda encadenar éxito tras éxito durante años. 

En Inglaterra (y Gales) el Manchester United lidera con autoridad la tabla este año, pero la sensación es que  puede verse superado por equipos como Manchester City o Chelsea en cualquier momento. En Italia la época dorada que vive la Juventus puede ser cortada por el Inter o Nápoles o por equipos que en un futuro cercano volverán a estar arriba, como la Roma o el Milan. En Alemania, en cambio, al Bayern de Munich solo le tose el Borussia de Dortmund. Es cierto que los de Jürgen Klopp se han hecho con dos campeonatos consecutivos, pero es preciso recordar que durante esas dos temporadas el Bayern centró todos sus esfuerzos de manera descarada en la Liga de Campeones, descuidando una competición doméstica en la que, a base de victorias, se aburrió.



Eso ha cambiado. Sólo es necesario contemplar la clasificación de la Bundesliga a día de hoy para darse cuenta de que el Bayern ha decidido dejar de priorizar la Liga de Campeones y repartir sus esfuerzos tanto en la competición doméstica como en Europa. El Borussia Dortmund, en cambio, a más de diez puntos de los de Jupp Heynckes, ha sido incapaz de hacerlo. Buena actuación europea, pésima puntuación en Alemania. Fácil resumen de la temporada de los de Klopp hasta ahora.

Las alternativas a Bayern y Dortmund son a día de hoy el Bayer Leverkusen, al que le falta nivel para competir por estar arriba y que a pesar de ello se ha agarrado a la segunda plaza con fiereza, y el Eintracht de Franckfurt, que acaba de ascender. No hay más. El resto de equipos vive en una montaña rusa en la que jamás lograrán alejarse de la mediocridad. El Wolfsburgo es un ejemplo. Se hizo con la Bundesliga hace cuatro años y desde entonces lucha por no descender.

Muchos expertos en fútbol internacional se tirarán de los pelos al leer este post (si alguno lo llega a leer). Llevamos años escuchando que la Bundesliga mejora a pasos agigantados y que el nivel de sus equipos es muy alto. De acuerdo. Pero nadie puede negar que la autoridad del Bayern de Munich en Alemania sólo puede ser discutida a día de hoy por el Dortmund. Puedo asegurar que dentro de cinco años el Bayern seguirá arriba, mientras que el Dortmund dependerá de mil factores. Puede que incluso en 2020 los de Westfalia luchen por no descender. Y esa es la clave.


Es fácil imaginar que un Bayern inteligentemente dirigido pueda marcar una época en la competición doméstica y luchar asimismo por ganar la Liga de Campeones año tras año sin obsesionarse con ella. Yo lo sé y Guardiola también lo sabe. Es por ello que ha escogido dirigir al Bayern. Después de sus enormes éxitos en Barcelona, la posibilidad de fracasar en un equipo con competencia en Inglaterra o Italia no era admisible. En Alemania, con la Bundesliga año tras año semisegura y con serias posibilidades de luchar por la Liga de Campeones, Guardiola arriesga poco y, con inteligencia, buena gestión y algo de suerte, no tendrá problemas para mantener su estatus como entrenador durante los tres años que, no me cabe duda, que se mantendrá en el Bayern. ¿Qué pasará si no se hace con la Liga de Campeones? Podrá cobijarse bajo el techo de sus éxitos a nivel doméstico y quedará para la historia como el hombre que triunfó en Barcelona y Bayern, dos grandes de Europa. Además, por supuesto que tendrá posibilidades de hacerse con la orejuda, puesto que como han demostrado Oporto, Liverpool o Chelsea, en la Liga de Campeones no siempre gana el mejor.

De modo que la elección de Guardiola ha sido inteligente, pero también poco valiente. Guardiola se refugiará durante tres años en una trinchera desde la que intentará asaltar la épica a modo de Liga de Campeones, pero de la que no le importará salir mientras gane la Bundesliga. Además, en Alemania cuenta con un buen mercado de jugadores jóvenes de los que él como nadie sabrá sacar jugo. Al Bayern no les costará cambiar su 4-2-3-1 por un 4-3-3 en el que el juego asociativo aumente y, por si fuese poco, no encontrará el ambiente enrarecido de España en la Bundesliga. Todo parece favorable. Todo salvo que no competirá de tú a tú con los mejores.


Lo que parece claro es que el siguiente paso de Guardiola tendrá que ser algo más atrevido. Inglaterra e Italia le esperan, y en esos campos de batalla el de Santpedor sabe que puede caer derrotado. Sin una infraestructura adecuada, con la competencia debida y siendo un pésimo fichador, sus posibilidades fuera de las trincheras de Bayern o Barcelona se reducen considerablemente. Aunque quién sabe, quizá decida fichar por el PSG, hacerse fuerte en Francia e intentar asaltar una Europa. Así seguirá sin dañar su estatus. Pero todo el mundo sabe que para pescar las mayores presas, es necesario mojarse el culo.

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