Se trata de un debate con historia. Los futbolistas con grandes cualidades ofensivas y buena visión de juego, pero poco comprometidos defensivamente, siempre han sido las principales víctimas de este cerrado sistema. Para jugar en el centro del campo con este dibujo es necesario colaborar cuando el equipo no tiene el balón, y esta es la razón por la que Del Neri dejó claro que era necesario desprenderse de jugadores como Diego o Giovinco. Su calidad era innegable, pero no encajaban.
De modo que Diego volvió a Alemania, en esta ocasión al Wolsfburgo –donde tampoco está haciendo buena temporada- y Giovinco abandonó la ciudad en la que se había desarrollado como futbolista y como persona, para pasar a engrosar las filas del Parma, un club con ambiciones, a pesar de su irregular temporada. Jugadores como Paletta, Morrone, Candreva o Hernán Crespo dan fe de las, en un principio, altas aspiraciones de la plantilla.
Y Giovinco ha sido una de las piezas clave. SI bien le costó adaptarse al equipo, pronto comenzó a dejar detalles de su inagotable calidad y, poco a poco, ha ido haciéndose un sitio en el once. Lo demostró el pasado miércoles. El hijo pródigo volvió a su amada Turín y enseñó con goles y juego a Del Neri que dentro de un exitoso sistema, caben excepciones que pueden mejorarlo aún más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario