jueves, 6 de enero de 2011

La venganza de Giovinco


Cuando Luigi Del Neri llegó a la Juventus este verano, dejó una cosa clara. No iba a modificar el sistema que le había llevado a firmar grandes temporadas tanto en el Atalanta, equipo al que sacó de la parte baja de la tabla, como en la Sampdoria. Su eterno 4-4-2 no admitía variedad alguna entonces, y cuando llegó a Turín decidió que no existía razón para cambiar. Cayese quien cayese.

Se trata de un debate con historia. Los futbolistas con grandes cualidades ofensivas y buena visión de juego, pero poco comprometidos defensivamente, siempre han sido las principales víctimas de este cerrado sistema. Para jugar en el centro del campo con este dibujo es necesario colaborar cuando el equipo no tiene el balón, y esta es la razón por la que Del Neri dejó claro que era necesario desprenderse de jugadores como Diego o Giovinco. Su calidad era innegable, pero no encajaban.




De modo que Diego volvió a Alemania, en esta ocasión al Wolsfburgo –donde tampoco está haciendo buena temporada- y Giovinco abandonó la ciudad en la que se había desarrollado como futbolista y como persona, para pasar a engrosar las filas del Parma, un club con ambiciones, a pesar de su irregular temporada. Jugadores como Paletta, Morrone, Candreva o Hernán Crespo dan fe de las, en un principio, altas aspiraciones de la plantilla.

Y Giovinco ha sido una de las piezas clave. SI bien le costó adaptarse al equipo, pronto comenzó a dejar detalles de su inagotable calidad y, poco a poco, ha ido haciéndose un sitio en el once. Lo demostró el pasado miércoles. El hijo pródigo volvió a su amada Turín y enseñó con goles y juego a Del Neri que dentro de un exitoso sistema, caben excepciones que pueden mejorarlo aún más.





La Juventus en cambio se ha convertido en un equipo compacto, sí. Pero Sissoko, Marchisio o Felipe Melo –que se ha reivindicado como el peor fichaje del Calcio en mucho tiempo- son incapaces de aportar imaginación al equipo en el doble pivote. De modo que en muchos partidos los de Del Neri se atascan, razón por la cual se muestran incapaces de agarrarse a la cabeza de la clasificación. Puede que en la Sampdoria cosas como esta se pudiesen permitir, pero en Turín todo no es tan simple, y muchos se preguntan dónde estaría la Juve sin los latigazos de Del Piero o Quagliarella y sin las cabalgadas de Krasic.



Se echa de menos la calidad de Govinco. Era un jugador apenas conocido hace unos años –muchos se preguntaban si jugaba de lateral izquierdo- pero en la actualidad, y más tras culminar su venganza en Delle Alpi, el turinés será valorado como se merece.

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