La historia del Lille ha estado plagada de altibajos. Cuenta con tres títulos de liga en sus vitrinas, y aun así pasó más de treinta años a caballo entre la primera y la segunda liga francesa. Fue en la temporada 1999-2000 cuando el equipo volvió a ascender a la Ligue 1, y ese mismo año el Lille consiguió clasificarse para la Liga de Campeones después de una magnifica y sorprendente temporada. Aquel equipo, compuesto por jugadores como D´Amico, Murat, Cygan, Cheyrou o Bassir, logró colocar la primera piedra para la estabilidad definitiva del club.
Desde entonces el Lille ha conseguido mantenerse en los puestos de arriba de la Ligue 1 así como disputar de formar regular competiciones europeas. Pero es esta temporada en la que los de Rudi Garcia pueden conseguir algo que hace una década era inimaginable. Levantar el título de liga.
Los directivos de esta ciudad del norte de Francia han conseguido crear un bloque sólido y fiable que conjuga seguridad con buen juego. Es fiel a la corriente de fútbol de toque que Barcelona, Arsenal y Borussia Dortmund están llevando a cabo en las ligas más importantes de Europa y quizá por ello lleva ya varias jornadas siendo el flamante líder de la Ligue 1.
El veterano Landreau ha conseguido hacerse con la titularidad en la meta, aportando seguridad y experiencia al entramado defensivo del equipo. La línea de cuatro suele estar compuesta en los laterales por Debuchy y Emerson. Rápido y equilibrado el primero, algo más ofensivo y descuidado en defensa el segundo. Rami, a punto de firmar con el Valencia para la próxima temporada, y Chedjou forman una pareja de centrales solvente y bien compenetrada. Beria y el eterno Rozenhal suelen ser los recambios más habituales a estos cuatro hombres.
En el centro del campo, Cabayé, el futuro Gerrard del fútbol europeo para muchos, lleva la batuta. Mavuba cubre sus espaldas casi siempre barriendo todo lo que pasa por el centro del campo, y Balmont viene siendo en los últimos partidos el complemento ideal para ambos.
Pero la dinamita de este equipo se encuentra en la delantera, donde dos de los futbolistas africanos del momento no se cansan de marcar goles. Gervinho, probablemente el jugador con más técnica del continente negro, aporta la magia, mientras que el senegalés Sow, la revelación del fútbol francés, se está convirtiendo en uno de los puntas más determinantes del continente. Pero ambos no serían lo que son sin contar con Hazard, la perla belga, a su lado. Este jugador, pretendido desde hace tiempo por los clubes más poderosos del mundo, es el encargado de aumentar o disminuir las revoluciones del partido cuando es necesario. Normalmente juega tirado a una banda, pero tiene una tendencia innata a desplazarse hacia el interior del campo para intervenir en el juego y marcar el tempo del mismo.
Con estas armas, el Lille se ha colocado líder en Francia, con un partido menos y sacando un punto al irregular Lyon y a PSG y Rennes, dos equipos que también están asumiendo que la élite del fútbol galo debe ser compartida. Por esta razón, los puestos de Liga de Campeones no están asegurados para nadie (el año pasado el Auxerre ya sorprendió clasificándose para la máxima competición continental), y las apuestas parar determinar quién será el nuevo rey de Francia se encuentran muy divididas. Pero parece claro que si el Lille continúa así, llegará al sprint final con serias opciones.
Con este homenaje a la emocionante y a veces infravalorada Ligue 1, me despido por este año. Muchas gracias a todos los que me habéis seguido, ya sea felicitándome o vanagloriándome. Mi intención es la de seguir creando sensaciones opuestas entre vosotros para que el debate resultante sea mucho más rico. ¡Feliz año a todos! Nos vemos en 2011 con más y mejores observaciones futbolísticas. Y esperemos que nuestro últimamente desaparecido amigo J.J. Sarabia (al parecer se ha quedado sin trabajo) preste más atención a su blog y que, al menos, nos haga reír con sus comentarios monotemáticos sobre el Sevilla. Estaremos atentos…